15 ideas para trabajar amabilidad con niños

Parece muy claro que todos queremos que nuestros hijos sean ante todo buenos, pero cuando se trata de la verdad cuando comenzamos a ayudar a un niño a crecer, hay muchos matices que se nos escapan.
Por esta razón, ofrecemos 15 ideas para trabajar con amabilidad con los niños, un valor muy importante que debería ser parte de una buena educación en valores.

Aprendizaje saludable para niños

El aprendizaje académico es importante, pero a veces tenemos tanta presión del exterior para esto, que olvidamos lo más importante que EL BUEN NIÑO ES más feliz. Si desarrollamos por encima de todas sus virtudes, tendrá éxito en las otras áreas porque aumentan su atención, comprensión, capacidades de retención ... Fundamentalmente, aumentan su deseo de aprender, trabajar y conocer, y en el momento de la verdad, todo esto los factores son fundamentales para un aprendizaje saludable.

Llama la atención que muchas personas con un alto coeficiente intelectual, pero con bajas aptitudes emocionales, manejan la vida peor que otros del modesto coeficiente intelectual, pero que han aprendido a desarrollar otras habilidades.

Gran parte de la bondad consiste en querer ser bueno y allí, con respecto a los niños pequeños, jugamos con una ventaja fundamental: TODOS QUIEREN SER BUENOS Y CONVENCIDOS DE QUE SON.

Ideas para trabajar el valor de la amabilidad con los niños.

Trabajar la bondad ante todo, como en todo, es el ejemplo. Los niños tienen que ver y sentir que nosotros, sus modelos principales, también nos esforzamos por ser buenos, porque son mejores personas todos los días. La amabilidad es una virtud que se basa en la firmeza, la inseguridad, en la fortaleza. No se puede confundir con la debilidad del carácter, la tranquilidad, la "Pechora", dejando luego en el otro, el típico "bondadoso". La bondad es una cuestión de hábitos, es una actitud reforzada por la práctica.

15 ideas para trabajar amabilidad con niños

  1. Ayúdale a valorar lo que tiene. Aproveche la oportunidad para enseñarles la importancia de la compasión y la preocupación por los demás. Pueden hacer mucho por su prójimo; Pueden dar limosna con cariño y ofrecer cosas que les cuestan durante el día.
  2. Ayúdale a mirar desde adentro. Para esto, es importante abordarlos poco a poco a hábitos más profundos de piedad, con explicaciones adecuadas. De esta manera, puede aumentar su capacidad de amar, comprender y hacer el bien a los demás.
  3. Trabajo de empatía. Podemos enseñarles desde muy pequeños a la consola para aprender a ponerse en el lugar del otro.
  4. Infundir generosidad desde la libertad, respetando sus tiempos y su edad. Muchas veces, cuando le pedimos a nuestros hijos que compartan, movemos más preocupaciones sociales, lo obligamos a dejar sus cosas a un niño que tal vez ni siquiera esté jugando (o incluso se haya eliminado previamente como si nada). Es muy diferente si lo alentamos a dejarlo "en un momento", a compartirlo porque seguramente él / ella puede usarlo con otros, sin tener que soltar todo y de repente.
  5. Ayúdelos a mirar buenos modelos, formando sus criterios. A la edad de 4 años, comienzan a ser muy sociables, se centran mucho más en sus compañeros y en sus comportamientos, por lo que podemos preguntarles si saben quién es el mejor niño de su clase y por qué lo parece. Cuando ocurre un conflicto, no muestres demasiado interés en quién ha sido "culpable" y cuando nos digan que les dejemos ver que pueden ayudar al otro a ser mejor.
  6. Explique la razón de las cosas, haciéndoles ver que quienes las conocen y las aman más son sus padres y desean lo mejor para ellas.
  7. Ocupar el tiempo en actividades buenas y enriquecedoras, formando su sensibilidad. No hay niños malos, hay niños aburridos, pero no podemos estar obsesionados con sus actividades. El exceso de experiencias y la "vida social" cuando son pequeñas ya no las enriquece, es mejor que todo lo que se vive en su momento. Cuando un niño recibe un ambiente tranquilo, ordenado y alegre, tiene más capacidad para comportarse mejor y está más preparado para disfrutar de momentos excepcionales o diferentes.
  8. Trate bien sus sentimientos, respetándolos, ayudándolos con su propio conocimiento. Es muy importante enseñarles a verbalizar lo que sienten, pasando mucho tiempo escuchando y ganándose su confianza, de esta manera aprenderán a comunicarse mejor. Hágales saber lo nuestro, lo que nos cuesta, lo que esperamos, cómo nos sentimos y así conocer nuestro control, nuestro esfuerzo.
  9. Enséñeles a pedir perdón y a perdonar, y nosotros también. Y cuando lo recibimos de ellos, sienten que es una imagen borrosa y una nueva cuenta, un reinicio con la misma ilusión y amor.
  10. Cambiar nuestro idioma, la forma de abordarlos, cómo regañarlos, corregirlos, recompensarlos. Siempre deben escuchar lo que esperamos de ellos, cuánto los amamos, cuán geniales son.
  11. Use muchas más palabras y gestos amorosos, tiernos, cercanos y no solo cuando queremos felicitarlos o recompensarlos. Son muy importantes y efectivos el afecto repentino, los de "porque sí", en momentos en que están tranquilos, sin hacer cosas especiales.
  12. Lleve la bondad al acto cotidiano: compre, ayude en casa (para hacerlo para otros), comidas, proporcione historias y películas con mensajes y compártalos con ellos, cumpleaños ...
  13. Da tu tiempo y tus cosas. Inculque cuán agradable es tener detalles con los demás y cuán bueno es ser feliz con las alegrías de los demás. Enséñeles a amar y respetar a las personas que los enseñan y cuidan.
  14. Cuéntales, a tu altura, los problemas y sufrimientos de los demás, comenzando con las personas más cercanas y tómalos mientras los ofrecemos en diferentes momentos del día, especialmente aquellos que nos cuestan más.
  15. Explique la importancia de saludar y sonreír. Pero , no es necesario exigir que beses a una persona conocida si no quieres.
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