IAP: LA INVESTIGACIÓN - ACCIÓN PARTICIPATIVA. ESTRUCTURA Y FASES
IAP: LA INVESTIGACIÓN - ACCIÓN PARTICIPATIVA. ESTRUCTURA Y FASES
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I. Las etapas y las fases de una IAP En primer lugar presentamos dos cuadros:
el primero de ellos sintetiza la estructura y principales etapas de una IAP; el segundo muestra un cronograma orientativo de la investigación, bajo el supuesto de un proceso desarrollado a lo largo de un año (11 meses). Evidentemente, el diseño de las fases y su duración variarán en cada contexto, pero sí que se pueden identificar unos ejes centrales en su desarrollo que constituyen el esqueleto de la IAP:
- • En primer lugar, la delimitación de unos objetivos a trabajar que responden a la detección de determinados síntomas (por ejemplo, déficits de infraestructuras, problemas de exclusión social, etc.).
- • A esta etapa de concreción le siguen otras de "apertura" a todos los puntos de vista existentes entorno a la problemática y objetivos definidos: se trata de elaborar un diagnóstico y recoger posibles propuestas que salgan de la propia praxis participativa y que puedan servir de base para su debate y negociación entre todos los sectores sociales implicados.
- • Esta negociación es la que da lugar a una última etapa, de "cierre", en la que las propuestas de concretan en líneas de actuación y en la que los sectores implicados asumen un papel protagonista en el desarrollo del proceso.
- • La puesta en marcha de estas actuaciones abre un nuevo ciclo en el que se detectarán nuevos síntomas y problemáticas, y en el que cabrá definir nuevos objetivos a abordar.
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Cuadro 1. Etapas y fases de una Investigación Acción Participativa (IAP).
Cuadro 2. Cronograma orientativo.
1. Planteamiento de la investigación.
El planteamiento general de la investigación debe responder fundamentalmente a las
siguientes cuestiones: ¿Para quién y para qué se hace? ¿Quién lo hace? ¿Por qué?
¿Cómo? ¿Cuándo?. La primera pregunta exige plantearse cuáles son los objetivos "de
fondo" de la investigación qué efectos tendrá sobre la comunidad y, por lo tanto, inicia
un proceso de (auto)reflexión y negociación de la demanda que se está realizando. La
segunda pregunta supone constituir el equipo investigador, equipo que generará todo el
proceso que va a implicar progresivamente a otros actores sociales. Finalmente, las
preguntas ¿por qué?, ¿cómo? y ¿cuándo? conviene que sean respondidas con la
elaboración de un proyecto de investigación que defina cuáles son los objetivos que se
persiguen, cuál va a ser la metodología seguida y en qué fases y tiempos se va a
desarrollar.
(a) La negociación de la demanda.
A la recepción de una demanda le sigue un proceso de debate y negociación con la
institución demandante. En primer lugar, aclarando qué es lo que se pretende con ella,
cuáles son sus fines político-ideológicos (por ejemplo, en una empresa, una
metodología participativa puede ser utilizada para generar procesos organizativos que
disminuyan la explotación del capital sobre el trabajo, pero también para aumentar la
productividad y apropiarse de conocimientos no reconocidos en términos salariales ni
de cualificación; en una comunidad, el estudio de las condiciones de vida de la
población inmigrante puede ser un instrumento para reforzar la integración en el tejido
social, pero también para justificar políticas excluyentes y represivas). En segundo lugar, conviene delimitar la problemática a trabajar y los objetivos generales del
proyecto. En este punto es importante tener en cuenta dos factores:
- Frecuentemente, las demandas son ambiguas, difusas o bien centradas en temas sensibles y candentes pero que a su vez se agotan en sí mismos. En este sentido, es importante articular temas sensibles o generadores con temas en profundidad o integrales, los cuales deben estar presentes en el proyecto inicial y a lo largo de la investigación2 . Estos temas son los que constituyen la base teórica de la IAP y se refieren a:
- a) Economía y empleo.
- b) Territorio y medio ambiente.
- c) Comunicación y participación.
- d) Sociopraxis (paso de los temas sensibles a lo temas integrales).
No es el objetivo del capítulo desarrollar esta articulación entre temas sensibles y
temas integrales (para ello nos remitimos a la bibliografía adjunta y, especialmente,
a Villasante, 1998), aunque no por ello deja de ser un factor fundamental en el
planteamiento teórico del tema tratado y en todo el diseño de la investigación.
- • La IAP no es mágica y nosotros tampoco, ni disponemos de todo el tiempo ni recursos del mundo. A veces, las demandas iniciales desbordan con creces las posibilidades reales de intervención; así, en determinados contextos en los que el tejido organizativo sea muy débil, va a ser dificultoso llevar a cabo metodologías participativas sin un proceso previo de dinamización social que llevaría mucho más tiempo; igualmente, determinadas demandas u objetivos pueden ser excesivamente ambiciosos para cubrirlos en una IAP de duración determinada. Por ello, es recomendable acotar los ámbitos a investigar y adecuarlos a las potencialidades reales de acción en el territorio.
(b) La constitución del equipo investigador
Para la constitución del equipo investigador es útil tener en cuenta los siguientes
puntos:
- • Conviene que el equipo sea lo suficientemente grande como para permitir el intercambio de puntos de vista, y a su vez lo suficientemente pequeño para que las dificultades de coordinación no impidan este intercambio (en un equipo formado por 5-7 personas se puede generar una buena dinámica de trabajo).
- • Un grupo heterogéneo, con personas de distintas procedencias, puede enriquecer notablemente la dinámica del grupo debido al intercambio de perspectivas y experiencias. Es importante que dentro del equipo haya personas con cierta experiencia y/o conocimiento del mundo asociativo, así como también en la utilización de métodos cualitativos.
- • Por contra, uno de los inconvenientes de esta heterogeneidad es que choquen distintas formas de trabajar y se bloquee la dinámica grupal. Para evitarlo, puede ser útil organizarse funcionalmente de la forma que resulte más adecuada según los distintos perfiles de cada un@, dedicándose unas personas en mayor medida a los contactos institucionales, otras al trabajo con la base social, otras al análisis del material de campo, etc. Sin embargo, es fundamental que en todo momento se dé el correspondiente intercambio entre los miembros, puesto que de lo contrario la posible sinergia de esta diversidad se verá truncada por una fragmentación de tareas que impide una perspectiva global del proceso.
- • La presencia en el equipo de profesionales pertenecientes a las instituciones demandantes es positiva en tanto que desde el principio se tiene un conocimiento previo del territorio y de las relaciones intergrupales existentes (algo especialmente valorable cuando el tiempo y/o los recursos previstos son limitados). Sin embargo, su posición (entre la sociedad civil y las instituciones con las que mantiene una vinculación laboral), no deja de ser delicada durante y después del proceso, lo que entraña cierto riesgo de "pragmatismo" y de inhibición de las potencialidades transformadoras de la metodología (al fin y al cabo, se están jugando el puesto de trabajo).
(c) La elaboración del proyecto de investigación
Aunque los puntos de partida teóricos de la IAP suponen un diseño flexible y
construido progresivamente a lo largo del proceso, cabría preparar una primera
propuesta de investigación que sirva de base para el debate y discusión en la
presesentación pública del proyecto.
• El proyecto de investigación debería contener:
- 1) Demanda inicial y justificación de la investigación.
- 2) Objetivos generales, que tengan en cuenta las posibles limitaciones, tanto las asociadas a la naturaleza del territorio y a los objetivos propuestos como las referidas a los medios y recursos materiales y temporales de la investigación.
- 3) Diseño general en el que se propongan las fases a seguir y las técnicas que se utilizarían.
- 4) Cronograma en el que se temporalicen las fases del proceso (ver ejemplo en el apartado anterior).
• Si el tema o los objetivos tratados son muy específicos y/o técnicos, puede
plantearse la colaboración de expert@s extern@s en el tema en cuestión. El nivel
ideal de esta colaboración sería una triangulación regular a lo largo de todo el
proceso entre expert@s metodológic@s (equipo de investigación), expert@s
convivenciales (vecin@s que forman parte del GIAP), y expert@s temátic@s; no
obstante, y dado que esto puede suponer un coste excesivo, una alternativa es la de
realizar algunas entrevistas exploratorias a expert@s para la elaboración del
proyecto.
2. Recogida de información.
Una vez definido el proyecto, se trata de recopilar y trabajar con información general y
específica sobre el tema y territorio que se está estudiando, con los siguientes objetivos:
- • Conceptualizar la problemática a partir de los objetivos planteados en el proyecto.
- • Obtener un conocimiento exploratorio de la población, el territorio y el tema tratado.
- • Contextualizar y contrastar el conocimiento que se produzca a lo largo del proceso con las informaciones y los datos existentes.
- Disponer de las características de la población para la construcción de muestras teóricas en el diseño de técnicas cualitativas (ver apartado 8).
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